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14 de abril de 2013

BAFICI: Jornada 3 y 4

Vamps, de A. Heckerling

Le doy 4 y 1/2 nofumarx sobre 5. 



Encantadora comedia de vampiros aggiornada a la era de los dispositivos electrónicos móviles. Las dulces Alicia Silverstone y Kyrsten Ritter interpretan a una suerte de dupla de criaturas soft que eligen no alimentar su sanguínea pasión con sangre humana y en su lugar succionar la de roedores. Para ello asisten a un grupo de autoayuda donde se dan contención junto a otros vampiros igualmente evolucionados. Las chicas conjugan su condición existencial de no-muertos con la forzada vida nocturna de jóvenes modernas inquietas, dedicadas a su imagen y preocupadas por el vestuario y la seducción. 


Es una maravillosa adaptación de la mitología vampírica al formato de una comedia girlish con muy buen humor y cuotas justas de romanticismo, crítica a la hipercomunicación radical  y nostalgia por el pasado. Pero sobre todo, un relato que fluye aceitadamente y parece demostrar la enorme variedad de narrativas que soporta este festival.



War Matador, de Abramson y Faingulernt

Le doy 4 nofumarx sobre 5.


Como el espectador sediento de morbo de una corrida de toros, de manera similar parecen comportarse quienes hacen del avistaje de bombas una modalidad de turismo en la frontera entre Israel y Gaza. Allí van los documentalistas durante la ofensiva israelí del 2009. Los testimonios de los superficiales observadores del espectáculo de la guerra muestran que el conflicto no tienen solución. Son muchos los israelíes que manifiestan a las cámaras que la humillación de los habitantes de Gaza es la única forma de alcanzar un acuerdo que pueda ser aceptado por Israel. Las palabras provienen de un sólo lado y suelen ser radicales e intransigentes tanto en su vertiente secular como religiosa. Del otro lado no hay palabras y sólo se escucha el sonido del bombardeo. Un mensaje sustancial no se deja perder en la conmoción: la guerra no remite sólo al sufrimiento sino también a una (¿incomprensible?) algarabía y regocijo.



A world not ours, de Alam laysa lana

Le doy un 4 nofumarx sobre 5


Un palestino residente actual de Dinamarca, registra sus vacaciones año tras año en un sórdido campo de refugiados libanés. Ese sitio de parias sin nación, era, en su infancia, el mejor lugar posible para vacacionar. Con jazz estilo New Orleans acompañando las imágenes y una narración relajada (contrastando con los pasillos grises y sucios por los que avanza la cámara) Woody Allen no tendría mucho más que agregar. 



Es un documental acertado que muestra con precisión la vida de los palestinos en el exilio, sus dificultades, preocupaciones y deseos. Registra también la brecha generacional, la distancia entre los viejos que guardan la añoranza eterna del retorno y los jóvenes "en cualquiera", desempleados que viven de subsidios de la OLP, enlazados en enfrentamientos de pandillas y devoción por equipos extranjeros durante el Mundial de Fútbol.



Hay un tratamiento por momentos inexistente y por momentos superficial del drama que llevó a los judíos a esa tierra y una única referencia demasiado ligera y desacertada a Yad Vashem y el Holocasuto judío. Quizá ese universo de incomprensión mutua ante los sufrimientos del Otro, sea el que mejor enmarque el conflicto de la región.


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