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28 de octubre de 2011

Primero ocupar. Las demandas vienen después. Por Slavoj Zizek (traducido pour moi)

¿Qué hacer después de las ocupaciones de Wall Street – protestas que empezaron en lugares periféricos del mundo, alcanzaron el centro y ahora, reforzadas, se mueven por todo el globo? Una de las mayores amenazas que enfrentan los manifestantes es enamorarse de sí mismos. Como repercusión de la ocupación de Wall Street de la semana pasada, un joven de San Francisco invitó a la multitud a participar de acciones como si se tratara de un happening, exhibiendo el estilo hippie de la década de 1960: “Nos preguntan cuál es nuestro programa. No tenemos programa. Estamos acá para pasarla bien”.



Los carnavales son fáciles de conseguir – el verdadero examen de valor es lo que persiste el día después, cómo se modifica nuestra vida cotidiana. Los manifestantes deberían enamorarse en cambio del trabajo duro y paciente – se encuentran al comienzo de un proceso, y no al final. El mensaje básico es: se rompió el tabú; no vivimos en el mejor de los mundos posibles; tenemos la posibilidad, incluso la obligación, de pensar alternativas.

En una suerte de tríada hegeliana, la izquierda occidental ha completado el círculo: luego de abandonar el así llamado “esencialismo de la lucha de clases” por una pluralidad de luchas anti-racistas, feminista y demás, el capitalismo ahora re-emerge claramente como el nombre de EL problema. Entonces la primera lección es: no culpes a la gente y sus actitudes. El problema no es la corrupción o la ambición, el problema es el sistema que empuja a la gente a ser corrupta. La solución no es la consigna “Main Street sí (1) , Wall Street no”, sino cambiar el sistema en el que Main Street no puede funcionar sin Wall Street.

Existe un largo camino por delante y pronto tendremos que enfrentar las preguntas verdaderamente difíciles – no las preguntas de qué es lo que no queremos, sino las preguntas sobre que queremos. ¿Qué organizaciones sociales pueden reemplazar al capitalismo existente? ¿Qué nuevo tipo de líderes se necesitan? ¿Qué órganos, incluyendo aquellos de control y represión? Las alternativas del siglo XX, obviamente, no han funcionado.

Aunque es emocionante contemplar el goce de la “organización horizontal” de las masas, sus debates abiertos y el sentimiento de solidaridad igualitaria, debemos también considerar las palabras de GK Chesterton: “Tan sólo una mente abierta no significa nada; el objeto de abrir la mente, como el de abrir la boca, es cerrarla de nuevo sobre algo sólido”. Esto también vale para la política en tiempos de incertidumbre: los debates abiertos deberán fundirse no sólo en algún nuevo significante amo, sino en respuestas concretas a la vieja pregunta leninista: “¿Qué hacer?”

Los ataques directos de los conservadores son fáciles de responder. ¿Son las protestas anti-americanas? Cuando los fundamentalistas conservadores afirman que Estados Unidos es una nación cristiana, uno debería recordar lo que es el cristianismo: el Espíritu Santo, la comunidad libre e igualitaria de creyentes unidos por el amor. Son los manifestantes los que actúan el Espíritu Santo, mientras que en la Bolsa se veneran a dioses falsos.

¿Son violentos los manifestantes? Seguramente su lenguaje puede aparecer violento (ocupación y demás), pero son violentos sólo en el sentido en que Mahatma Gandhi era violento. Son violentos porque quieren detener el rumbo actual de las cosas - ¿pero qué significa esta violencia nimia en comparación con la violencia necesaria para sostener el funcionamiento suave del sistema capitalista global?

Se los llama perdedores - ¿pero no están los verdaderos perdedores en Wall Street, quienes constantemente deben ser socorridos por el Estado? Se dice que los manifestantes son socialistas, pero en Estados Unidos ya existe un socialismo funcionando para los ricos. Se acusa a los manifestantes de no respetar la propiedad privada – pero las especulaciones de Wall Street que derivaron en el colapso del 2008 confiscaron más propiedades (conseguidas con esfuerzo) que lo que los manifestantes podrían atacar en toda su vida – sólo hay que pensar en las miles de viviendas que fueron confiscadas a personas endeudadas.

Los manifestantes no son comunistas, si por comunismo entendemos el sistema que merecidamente cayó en 1990 – y debe recordarse que los partidos comunistas que todavía están en el poder dirigen las economías más salvajemente capitalistas. El éxito del modelo chino de “capitalismo liderado por comunistas” señala que el matrimonio entre capitalismo y democracia está a punto de divorciarse. El único sentido en que los manifestantes son comunistas es que se preocupan por lo comunitario – la naturaleza, el conocimiento – que se encuentra amenazado por el sistema actual.

Se los subestima con el mote de soñadores, pero los verdaderos soñadores son los que piensan que las cosas pueden seguir igual indefinidamente, sólo con cambios cosméticos. No son soñadores; al contrario, son quienes han despertado de un sueño que se volvió una pesadilla. No están destruyendo nada, sino reaccionando frente al modo en que el sistema se destruye a sí mismo. Todos conocemos la clásica escena de los dibujos animados: el gato alcanza un precipicio pero continúa caminando; sólo comienza a caerse cuando mira hacia abajo y se percata del abismo. Los manifestantes sólo están indicando a quienes detentan el poder que miren hacia abajo.

Esta es la parte más fácil. Los manifestantes deben estar atentos no sólo frente a sus enemigos sino frente a falsos amigos que pretenden apoyarlos pero en realidad trabajan duro para diluir la protesta. De la misma manera en que conseguimos en el mercado café sin cafeína, cerveza sin alcohol, helado descremado, los poderosos procurarán volver las protestas un gesto moralista inofensivo.

En el boxeo, es común abrazar el cuerpo del oponente como una forma de evitar o disminuir los golpes. La reacción de Bill Clinton frente a las protestas de Wall Street fue un caso perfecto de “abrazo político”. Clinton piensa que las protestas “están bien mientras tengan equilibrio”, pero está preocupado porque las demandas son difusas: “Necesitan demandar algo específico, y no sólo estar en contra de algo. Porque si sólo estás en contra de algo, otra persona va a llenar el vacío que creaste”. Clinton sugiere que los manifestantes deberían encausarse tras los planes de empleo de Obama, los que, según afirma, crearán “un par de millones de puestos de trabajo en el próximo año y medio”.

Lo que hay que resistir en esta instancia es precisamente tal traducción rápida de la energía manifestante en un conjunto de demandas pragmáticas concretas. Sí, los manifestantes crearon un vacío – un vacío en el campo de la ideología hegemónica, y se necesita tiempo para llenar ese vacío de una manera aceptable, siendo que es un vacío esperanzador, una apertura para lo verdaderamente nuevo.

La razón por la que los manifestantes salieron a la calle es porque ya tuvieron demasiado de ese mundo en que una persona puede sentirse feliz reciclando latas de gaseosas, entregando algunos dólares para caridad, o comprando un capuchino en tiendas donde el 1% se destina a resolver problemas mundiales. Luego del fenómeno de la “terciarización” del trabajo y de la tortura, luego de que las agencias de matrimonio terciarizaran hasta nuestras citas, los manifestantes observan que por largo tiempo se les ha ofrecido terciarización hasta para sus compromisos políticos – y los quieren recuperar.

El arte de la política también consiste en insistir en una demanda tal que, aunque completamente realista, perturba el núcleo mismo de la ideología hegemónica; por ejemplo, una demanda que aunque definitivamente viable y legítima, es de hecho imposible para el sistema actual (un caso: la demanda de cobertura médica universal en los Estados Unidos). Luego de las protestas en Wall Street se debe movilizar a la gente a formular ese tipo de demandas – sin embargo, es igualmente importante al mismo tiempo mantenerse alejado del terreno pragmático de las negociaciones y las propuestas “realistas”.

Debemos concentrarnos en que cualquier debate aquí y ahora necesariamente es un debate en el terreno del enemigo; se necesita tiempo para desplegar un contenido novedoso. Todas nuestras palabras pueden ser conquistadas por el enemigo – todo excepto nuestro silencio. Este silencio, el rechazo del diálogo, de cualquier forma de abrazo del enemigo al estilo del boxeo, es nuestro “terror”, siniestro y amenazante como debe ser.

(1) Main Street es la calle neoyorquina en la que se concentraron las protestas.
Discurso de Zizek en Occupy Wall Street, con el título: Occupy first. Demands come later.

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