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28 de julio de 2011

¿Por qué el antijudaismo no es un prejuicio más entre otros?


1) ¿Por qué el antijudaismo no es un prejuicio más entre otros? ¿Qué lo vuelve particular?

Las actitudes prejuiciosas hacia minorías étnicas, religiosas, políticas o sexuales son repudiables en todos los casos. No obstante, el antisemitismo se encuentra investido de un plus en relación a otras variantes de prejuicio. Por la estructura interna de la ideación, el antisemitismo no es equiparable en su forma al prejuicio y discriminación que en nuestro país sufren paraguayos, bolivianos, coreanos u otras minorías étnico-nacionales. El antisemitismo no debería ser comprendido únicamente como una modalidad de xenofobia, de hostilidad hacia lo extranjero o lo culturalmente inasimilable (aunque este puede ser un aspecto adicional en la ideación antisemita).

Lo particular del antijudaismo, aquello que lo distingue de otras variantes de prejuicio, es que, basándose en la mitología de la conspiración judía mundial, pretende erigirse en una clave interpretativa del todo social. Sobre la figura del judío se representa la incapacidad de una comunidad atravesada por conflictos de alcanzar su cierre armónico, su unidad orgánica. Cuando el antisemitismo penetra un aparato estatal de propaganda, el judío es vuelto la encarnación misma del Mal; es responsabilizado por la variedad de desajustes supuestos en la dinámica social: las crisis económicas y financieras, la inestabilidad política, el desempleo etc. Según este razonamiento, el judaísmo internacional urde oscuras conspiraciones para apoderarse del control de los Estados y ponerlos a trabajar a su beneficio. Dichas operaciones permanecen en las penumbras fuera de la visión del público, y su denuncia se vuelve un compromiso ético y una aventura nacional.

En pocas palabras, a diferencia de otras formas de prejuicio, el antisemitismo tiene la capacidad de trascender su estatuto de componente de una ideología más amplia para - apuntando a explicar el todo - tomar impulso como una ideología por sí misma, una ideología con mérito propio, o, al menos, el sustituto de una formulación política. Se vuelve entonces un esquema con el que se pretende explicar distintas esferas de la vida social (la economía, la política, la producción, las relaciones internacionales etc.). Como decía el socialdemócrata alemán August Bebel: “El antisemitismo es el socialismo de los imbéciles”.

Otra particularidad del antisemitismo es que construye su objeto a partir de la fórmula del “secreto”, de lo no visible. En cuanto que el Mal permanece fuera de la vista del público, en el terreno de oscuras intrigas internacionales (recordemos la acusación de D’elia en relación al vínculo “secreto” entre Shocklender y la Mossad), la sospecha puede extenderse hacia cualquier judío. La estigmatización del judío no se sostiene en rasgos externos o actitudes observables o adjudicadas (como sucede con otros tipos de prejuicios) sino en la sospecha sobre lo que no se conoce, en el misterio fantasmático que envuelve a la figura del “judaismo internacional” o su sustituto contemporáneo: el “sionismo”. Recordemos lo que decía Zizek (1) en relación al funcionamiento de la fantasía ideológica antisemita: la brecha que encuentra un ciudadano alemán de la década de 1930 entre el estereotipo del judío promovido por la propaganda nazi (maquinador, intrigador, explotador) y su vivencia personal de su vecino Stern, un hombre honesto y sencillo, puede ser la marca misma de la efectividad de la argumentación antisemita. La esencia maléfica del judío se encuentra en su capacidad de ocultar su esencia, esto lo vuelve peligroso.



2) ¿Por qué la Shoá no fue una matanza masiva más entre otras? ¿Qué la vuelve particular?

La historia humana ha registrado un sinfín de relatos horrorosos de exterminios planificados de poblaciones enteras, grupos étnicos o religiosos. Podemos citar desde las Cruzadas, pasando por el aniquilamiento de las poblaciones originarias en América hasta el genocidio del pueblo armenio. No obstante, existen características que hacen que la Shoá haya inaugurado un nuevo capítulo en el relato de infamia humana. Lo que se registra en el Holocausto nazi no es sólo la matanza planificada de millones de seres, sino la construcción de un montaje industrial para hacer más eficiente el aniquilamiento de personas, matando a más en menos tiempo y con el menor costo posible. A su vez aprovechando los cuerpos sin vida para la producción de insumos (luego de que el trabajo esclavo judío hubiera dejado su alma en la dura labor de las fábricas alemanas) es decir, valiéndose de hasta el último de los recursos físicos que pudiese extraerse de las víctimas, incluso después de su deceso. Se trata de la industrialización de la muerte en su máxima expresión. Como dice Zygmunt Bauman, la Shoá tiene un aire marcadamente moderno: “la modernidad contribuyó al Holocausto, no ya por su propia debilidad e ineptitud, sino de una manera directa y activa” (2).

La ciencia fue conducida a legitimar la discriminación y la muerte, puesta a investigar procedimientos que permitiesen afirmar con validez científica la superioridad de unas razas sobre otras. Como explica Raoul Hilberg - desestimando el argumento según el cual los perpetradores de la Shoá eran personajes irracionales que, sumidos en sus aspiraciones políticas, habían perdido contacto con la realidad - “los autores fueron hombres educados y de su tiempo. Este es el quid de la cuestión cada vez que reflexionamos sobre el significado de la civilización occidental después de Auschwitz” (3).

La Shoá se presenta como un caso extremo y único de deshumanización del grupo perseguido. Para ilustrar este aspecto basta con citar un párrafo de “Si esto es un hombre”, la obra de Primo Levi sobre su experiencia personal como prisionero en Auschwitz:

…los judíos, los gitanos y los eslavos eran ganado, desecho, inmundicia. Recordad el tatuaje de Auschwitz que imponía a los hombres la marca que se usa para los bovinos; el viaje en vagones de ganado, jamás abiertos, para obligar así a los deportados (hombres, mujeres y niños!) a yacer días y días en su propia suciedad; el número de matrícula que sustituye al nombre; la falta de cucharas (…) por la que los prisioneros debían lamer la sopa como perros; el inicuo aprovechamiento de los cadáveres, tratados como cualquier materia prima anónima, de la que se extraía el oro de los dientes, los cabellos como materia textil, las cenizas como fertilizantes agrícola; los hombres y mujeres degradados al nivel de conejillos de india para, antes de suprimirlos, experimentar medicamentos.(4)

La Shoá puede ser leída como el punto culmine (y desafortunado) de la confianza del racionalismo iluminista en el empleo de la técnica para aliviar los padecimientos de la humanidad. La Shoá es la contracara oscura de la ciencia que supuestamente ilumina.

3) ¿Qué cosas no están debidamente acentuadas en el relato oficial de la Shoá?

a) que la pasividad de los judíos frente a las matanzas tiene su explicación.

Como asevera Arendt, existen razones para explicar ese comportamiento (la pasividad frente a la muerte segura), ya que durante la Segunda Guerra Mundial se cometieron horrores frente a los cuales morir no era la peor de las penas. Muchas víctimas, fuera por la represalia o simplemente por la crueldad, eran sometidas a terribles torturas ante las cuales la muerte era un alivio; frente a eso, aquellos que morían rápidamente, con un tiro en la nuca o en las cámaras de gas, podían considerarse afortunados.(5)

b) que la violencia sexual contra las mujeres era una constante en ghettos y campos de concentración.

Ambas mujeres (sobrevivientes) eran reacias a relatar incidentes de violaciones y, así, cuestionar el patrón narrativo del Holocausto, que no incluye la victimización sexual de las mujeres. (…) Las mujeres judías fueron violadas por judíos y no judíos en ghettos y campos, si bien la evidencia para corroborar estos hechos suele ser anecdótica. Lo que ha sido corroborado por la mera repetición y la concurrencia de testimonios es el trueque de sexo en ghettos, campos y grupos de resistencia por alimento, ropa, refugio y protección (…) Las mujeres son casi siempre victimizadas en la guerra y el genocidio a causa de su género.(6)

c) que el antisemitismo aniquilacionista continuó vivo en Europa del Este inmediatamente después de culminada la guerra, haciendo de la concentración territorial de los refugiados judíos en Palestina un hecho casi inevitable.

¿Recuerdas a Gelber? Tenían esa gran panadería en Sosnowiec. Uno de los hijos sobrevivió y volvió a su casa…
Hombre polaco: ¿Qué quiere?
Gelber: Es la casa de mi familia. Soy Gelber.
Hombre polaco: Pensamos que Hitler los había matado a todos! Fuera judíos! Esta panadería es nuestra!
No sabía qué hacer. Pasó la noche en el cobertizo detrás de su casa. Los polacos fueron a buscarlo. Lo apalearon y lo colgaron. Para ESO sobrevivió.(7)

Citas bibliográficas
1. Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. México D.F., Siglo Veintiuno Editores, 1989.
2. Bauman, Zygmunt. Modernidad y Holocausto. Madrid, Sequitur Editores, 2006.
3. Hilbberg, Raoul. La destrucción de los judíos europeos. Madrid, Akal, 2005
4. Levi, Primo. Si esto es un hombre. Barcelona, Muchnik Editores, 1987
5. Díaz de Oropeza, Gonzalo. “Cruzados de la muerte. Las Einsatzgruppen y los fusilamientos masivos en el frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial”, en: Nuestra Memoria. Número 34, Diciembre 2010.
6. Goldenberg, Myrna. “Sexo, violación y supervivencia. La mujer judía y el Holocausto”, en: Nuestra Memoria. Número 34, Diciembre 2010.
7. Spiegelman, Art. Maus. Historia de un sobreviviente II. Y aquí comenzaron mis problemas. Buenos Aires, Emecé Editores, 2006.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, no sabia lo de que las mujeres se prostituian para conseguir bienes.

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  2. ayer me dijiste por twitter que el sionismo era un término que cayo en desuso, y era una estupidez hablar de sionismo. Buscando encontré esto:

    Los objetivos del movimiento sionista están delineados en el Programa de Jerusalén, cuya última versión, del 2004 dice:
    Los objetivos del sionismo son:
    La unidad del pueblo judío, su vínculo con su patria histórica (la Tierra de Israel) y la centralidad del Estado de Israel y Jerusalén su capital, en la vida del pueblo.
    Aliyá a Israel desde todos los países y su integración en la sociedad israelí.
    El fortalecimiento de Israel como Estado judío-sionista y democrático y su modelación como sociedad ejemplar, poseedora de un carácter moral y espiritual único, basada en el respeto mutuo del multifacético pueblo judío y en la visión profética que aspira a la paz y contribuye para la mejora del mundo.
    La garantía del futuro y distinción del pueblo judío a través de la promoción de la educación judía, hebrea y sionista, el cultivo de los valores culturales y espirituales judíos, y la institución de la lengua hebrea como su idioma nacional.
    El cultivo de la responsabilidad mutua judía, la defensa de los derechos de los judíos, tanto individuales como de nación, la representación de los intereses nacionales sionistas del pueblo judío y el combate a toda forma de expresión antisemita.
    La población del país como expresión práctica de la realización sionista.

    Más allá de esta inerte discusión mi pregunta inicial iba orientada hacía que vos me dieras tu opinión sobre la necesidad de autodeterminación del pueblo judío, que pensas? fue necesario en su momento? lo es ahora?.
    Me parece super copada tu iniciativa de contestar todos los twits, y me pareces un muy buen periodista, espero tu respuesta, desde ya muchas gracias. Un abrazo. José (o Iosi en yidish como quieras)

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