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4 de enero de 2017

Los mitos matemáticos que conducen a las peores decisiones de planificación urbana, por Brent Toderian

(...) En relación a las grandes urbes, soy el primero en señalar que no todo lo importante puede ser cuantificado. Pero las cosas que sí podemos cuantificar nos permiten pensar estrategias más inteligentes para que las ciudades crezcan y cambien. Y para hablar de forma directa y sin pelos en la lengua, la matemática sugiere que venimos haciendo las cosas mal. Y la misma matemática nos puede enseñar cómo hacerlas bien.
Aquí algunos ejemplos:
Un argumento político habitual es que los ciclistas y los usuarios del transporte público deberían pagar un impuesto especial por las obras de infraestructura que los benefician. Un estudio en Vancouver, sin embargo, señaló que por cada dólar que una persona individualmente gasta caminando, la comunidad paga sólo 1 centavo. Para el ciclismo es 8 centavos, y para usar el colectivo es $1,50 (es decir, en Vancouver por cada dólar que el usuario de colectivo gasta en el pasaje, el Estado pone $1,50). Pero por cada dólar que un individuo gasta en su viaje en auto, la comunidad debe pagar $9,20! Dicha cuenta matemática muestra con claridad hacia dónde van los grandes subsidios, sin siquiera empezar a examinar las consecuencias ambientales, económicas, urbanísticas y de calidad de vida de nuestras elecciones de movilidad. Cuanto menos se necesite conducir en una ciudad, menos pagamos todos.
Otro estudio en Copenhague (donde rutinariamente se calculan los costos completos de cada elección de transporte) halló que cuando se incluyen en la cuenta costos por demoras, accidentes, polución y cambio climático, cada kilómetro que se pedalea significa para la comunidad un ahorro de 18 centavos de dólar!
En la última década, ciudades canadienses como  Calgary, Edmonton, London, Halifax, Regina y Abbotsford han hecho cuentas precisas sobre los costos reales de su crecimiento actual y proyectado y calcularon cómo un diseño más inteligente genera ahorros. La cuenta resultante es muy ilustrativa ya que revela que se han gastado decenas de millones de dólares de fondos públicos para alentar el crecimiento suburbano dependiente del auto antes que en un crecimiento inteligente, compacto y no dependiente del auto – y todavía no existe un estudio que muestre los costos completos e incluya ciclos de vida de las elecciones de desarrollo. Cuando se conocen estos números, las municipalidades no pueden "darles la espalda”, más allá de cuál sea su ideología política.
¿Más ejemplos? Hay estudios cuantitativos que muestran que reemplazar espacios de estacionamiento en la calle por ciclovías con separación física es bueno para la actividad comercial de los frentistas. Que el delito disminuye a medida que aumenta la densidad. Que es posible mover más gente en una calle en la que se reemplazan carriles para el auto por un espacio adecuado para caminar, moverse en bici o en transporte público.
Muchos de los mitos (basados en el miedo) que aparecen en las discusiones con vecinos demuestran ser falsos cuando se aplica un estudio cuantificador. Y esto viene incluso antes de empezar a discutir muchos beneficios intangibles y no cuantificables (pero igualmente bien demostrados) de una ciudad con un diseño inteligente. Es importante tener en mente que cuando se arrojan números a la gente, es posible que se queden dormidos. A mí me pasaría lo mismo.
Pero cuando se combina esta comprensión de la matemática de las ciudades con un enfoque más personal y persuasivo para contar la historia completa, entonces la conversación se vuelve más interesante y exitosa (...)

Brent Toderian es un reconocido planificador urbano y creador de Toderian UrbanWORKS; fue ex director de planificación de Vancouver, Canadá y el Presidente del Concejo para el Urbanismo en Canadá. 

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