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2 de febrero de 2013

El Padre o Peor - Análisis de "El Gran Pez", escrito con Melanie Faks (PARTE I)



Introducción
            El siguiente trabajo se propone hacer un análisis en tres dimensiones de los personajes del film “El Gran Pez”, Edward Bloom y su hijo Will. En el primer apartado, La ficción como realidad, desarrollaremos el postulado de que en las neurosis la verdad aparece articulada como una ficción abordando el conflicto epistemológico de Will al descreer de los relatos de su padre. En el segundo, La muerte y la obsesión, propondremos hipótesis diagnósticas basándonos en el relato de Edward, sobre el lugar de lo Real en la neurosis obsesiva. Finalmente, en el último apartado El acto ético y la perspectiva subjetiva, nos referiremos al cambio de posición que puede pesquisarse en Will hacia el final del film.


La ficción como realidad
            A lo largo de la película se avanza sobre un conflicto de un hijo con su padre. Will, luego de 3 años distanciado, se re-encuentra con Edward Bloom, su padre, en su lecho de muerte. El espectador es testigo del malestar de Will con su progenitor. Le reprocha no haberle contado nunca la “verdad” de los acontecimientos de su vida. El joven muestra un apego a la objetividad, a la creencia de una realidad fáctica que puede ser captada en un relato sin distorsiones. Will le demanda a Edward que deje de mentirle y subestimarlo con historias de ficción. “Éramos dos extraños que nos conocíamos muy bien. Yo no tenía nada de él ni él nada de mí”, es el pasaje que ilustra este conflicto. Se puede conjeturar que la elección vocacional de Will por el periodismo viene en el lugar de la ansiedad que le generan los relatos ficcionales de su padre; el periodista intenta captar en sus crónicas “los hechos tal cual ocurrieron”.
            Lo que expone la película es uno de los tópicos freudianos luego retomados por Lacan sobre la fantasía neurótica: la realidad está articulada como una ficción. Aun si los acontecimientos narrados por el padre no hubieran efectivamente ocurrido, el desempeño del papel heroico que se intuye en el relato del padre dan cuenta de una verdad subjetiva; mediante la insistencia en la “máscara” (es decir, la pretensión, el artificio) el padre puede alcanzar una posición subjetiva más auténtica que lo que significaría el gesto de arrojar la máscara y mostrar un solamente postulado, “rostro verdadero”. Como lo plantea Zizek: “…una máscara no es nunca “sólo una máscara”, dado que determina el lugar real que ocupamos en la red simbólica intersubjetiva; lo que es efectivamente falso y nulo es nuestra “distancia interior” respecto de la máscara que usamos, nuestro “verdadero yo” oculto bajo ella”. (ZIZEK, 1994: 50). En ese sentido la falsedad (en cuanto posición subjetiva) está más del lado de Will que de su padre: siendo que el joven postula una esencia interior, un “verdadero yo” que el padre conservaría oculto, que no está ya representado en la posición performartiva de la ficción.
            Freud ha sostenido en relación a las histéricas que sus mentiras, ficciones y exageraciones son formas en que se expone su verdad subjetiva. Es decir, la verdad es expresada en la trama de una ficción. Big Fish presta su cuerpo para ser metáfora de este tópico psicoanalítico. De la misma manera, lo que importa de un sueño, no es el sueño mismo sino el relato que se hace de él, la resignificación que hace el paciente en el transcurso de la sesión analítica. En la carta 69 Freud sostiene: “Ya no creo más en mis neuróticas”, dejando de prestar atención a la verdad o no de los hechos relatados sino a la forma en que son actualizados por el sujeto. La importancia de esta carta reside en que se puede ubicar a la fantasía como el intento neurótico de llevar al padre al lugar de la causa. Con la elaboración de Lacan de la metáfora paterna, se puede ver cómo el significante del Nombre del Padre interpreta al deseo insensato materno como deseo de falo. La interpretación es fálica. Del agujero presente desde el origen hay una fantasía que aporta una significación remediando ese agujero; esa significación en todos los casos es paterna. Es por eso que siempre se lleva al padre en lugar de la causa de las neurosis.
            En segundo lugar, la ficción como realidad se vislumbra en la versión que Will se hace del padre. De chico y adolescente Will estaba fascinado por la grandeza de su papá; él era el Gran pez, un ser superior, increíble, maravilloso, completo. Sólo posteriormente empieza a desilusionarse, el padre comienza a “fallarle”, es decir, a mostrar fallas para la mirada del hijo. Ni bien comienza a ver lo incompleto de su padre, necesita (fantasmáticamente) taponar esta falla. Construye entonces una versión hacia el padre para completar su falta. Su apego a la verdad objetiva, expresada en el oficio del periodista, es una respuesta a su versión del padre. Sus reproches, sus quejas, son del orden de lo imaginario, en cuanto esta respuesta fantasmática rellena el vacío en pleno Otro. Los neuróticos obsesivos tienen especial inclinación por postular un Otro completo, no barrado, que preste consistencia a su experiencia subjetiva.

1 comentario:

  1. ¡Qué gran película! No hay duda que la enorme imaginación de Tim Burton y su fuerza visual para recrear historias impregnadas de singularidad están presentes en esta película. La película no sólo es una maravilla visual de las mejores de hoy en día; es también una maravilla de historia que además de reflexionar sobre el concepto de fantasía frente a la realidad, de las relaciones entre padres e hijos y otros muchos temas; tiene la capacidad de sumergir al espectador en una atmósfera fascinante que atrapa desde el primer fotograma hasta el último. Además como fiel seguidora del actor Steve Buscemi le di una oportunidad, y no me arrepiento pues es de las mejores que he visto.

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