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12 de octubre de 2012

Tres películas

Ostende, Los Salvajes y Papirosen en el Malba

En el el cine del Malba se proyectan actualmente tres películas independientes argentinas que han pasado por la cartelera del BAFICI. Se trata de Ostende, de Laura Citarella, Los salvajes, de Alejandro Fadel y Papirosen, de Gastón Solnicki. Los films muestran una vez más, tal cual es el caso de El estudiante (producida por La Unión de los Ríos, la misma productora que realizó el film de Fadel,) cómo jóvenes directores pueden hacer buen cine con bajo presupuesto y escaso o ningún subsidio del INCAA. A su vez se trata de obras que capturan la atención de un público que, aunque no sea masivo, es constante y comprometido en salas que aseguran proyecciones curadas de calidad como el caso del Malba, la Lugones o el Centro Cultural General San Martín

Incluso pareciera haber una continuidad en la propuesta: el thriller localista que introdujo en el cine independiente argentino El estudiante se percibe tanto en Ostende, como en Los salvajes. En la primera, se arriba a lo detectivesco a medida que el clima se va enrareciendo. La protagonista (una joven que gana en un concurso radial una estadía en el balneario homónimo) descubre una extraña relación de a tres en el mismo hotel donde se aloja. Las conductas de estos personajes se tornan difíciles de leer y las sospechas en aumento alejan al film de esa zona de observación detallista que favorece la descripción por sobre la narración para acercarla a la tensión de una trama de intriga. En Los salvajes transitamos la fuga de un grupo de jóvenes delincuentes y marginales que se internan en el monte luego de quebrar la seguridad de un instituto de menores y disparar contra sus perseguidores. La película abandona rápidamente lo policial para dotar a los personajes de un aura providencial y épica, momentos de epifanía y, a veces, una construcción demasiado idealizada e intelectual de personajes pesados y siniestros.

Papirosen comparte también algunos rasgos con Ostende: su contemplación, la búsqueda minimalista de grandes sentidos en pequeños gestos, y algunos misterios de difícil acceso. Sin embargo, los materiales empleados y la intervención que realiza Solnicki son radicalmente distintos a los de las otras dos. En Papirosen el director nos muestra diferentes escenas familiares utilizando la técnica de found footage (el trabajo con archivo y materiales caseros), grabando a sus parientes de manera espontánea y direccionando algunas acciones puntuales. Se muestra una intimidad plena, fresca y rebozante de historias, en que se exhiben los aspectos más tiernos pero también los más patéticos de una familia de clase media, y que sin duda despierta el gusto voyeur del espectador. La historia de la diáspora judía aparece representada en una trayectoria familiar, con toda la complejidad que se plasma en los (al menos) tres idiomas que se oyen en diálogos y en la banda sonora: idish (el idioma diaspórico), polaco (el idioma del país de acogida), hebreo (el idioma fundacional).

Las tres realizaciones demuestran la vitalidad del cine independiente argentino y son una prueba de que las películas del BAFICI pueden exceder el marco de este festival y permanecer en cartelera aunque sea en pantallas especializadas. Hay una ventaja de la que goza el espectador del Malba en algunas ocasiones. Al culminar la proyección tanto de Ostende como de Papirosen, los directores contestaron preguntas del público. Aprovechable.

Publicado en Cultra

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