---x--- El más ambicioso proyecto: clasificar a la totalidad de la juventud argentina ---x---

25 de octubre de 2009

Monólogo en ceremonia de 10 años de egresados del Nacional de Buenos Aires

...Para mí ser egresado del Nacional significa eso: recurrentemente encontrarte con un par, recordar anécdotas, profesores, sensaciones y hallar en este encuentro la oportunidad propicia para excluir a los demás. Ser un egresado del Nacional, es cruzarse en jam sessions de jazz, de jazz fusion, de jazz latino. Dos egresados del nacional se encuentran en la cola para ver una película del Malba, se miran, se rien, quiza lloran; uno le pide al otro que le cuide el lugar para ir a baño. Y al regresar del baño se siente esa tranquilidad de saber que tu lugar sigue allí, resguardado por un compañero, por un par. Entonces sabés que difícilmente le confiarías tu lugar en la cola del Malba a alguien que no sea del CNBA.

Ser egresado del nacional significa, como me ha pasado con mucho de ustedes, encontrarse en jams de danza butoh o de danza contact, y en el fragor del roce sexuado de los cuerpos, descubrís en la transpiración del otro esa fragancia inconfundible del Nacional de Buenos Aires. La misma fragancia presente en los vestuarios del campo de deporte, o en el SUM luego de la clase de Judo. Y el reconocer que el otro es también un par, aumenta la sexuación de los cuerpos y mejora el rendimiento de la danza contact.

Me pone contento estar aquí e intuir que todos, todos nosotros, atravesamos lo mismo. Todos atravesamos esa película de grasa que se acumula sobre el natatorio, cuando ibamos a rendir el examen de natación; allá por 2ndo o 3er año. 4to o 5to año los que no tuvimos la suerte de aprobar el examen en las instancias iniciales.

Encontrarte con un egresado del CNBA es saber que el otro, al igual que vos, también debió estudiar ese lenguaje en desuso, obsoleto y vetusto que es el Pascal. Yo personalmente tenía un profesor particular de Pascal; un freaky bizarro que venía a mi casa a enseñarme como programar al Pascal para que me diese la hora. Porque el Pascal se resistía una y otra vez a darme la hora. Me iba mejor con las mujeres. Al mi pésimo desempeño en los exámenes de informática se agregaba un pésimo concepto que los profesores tenían de mi, seguramente por la cantidad de veces que me echaron del gabinete de informática luego de encontrarme comiendo alfajores sobre el teclado...

3 comentarios:

  1. Mirá!, que bueno, llegué tarde y no te lo había escuchado, pero varios relataron lo del Aula Magna como "un monólogo divertido de Kilstein" y alguno que supo hablar mal de Sanguinetti.

    Viste que es todo muy subjetivo, pero sí, algo habrá en los genes que hace que nos atraigamos con el tiempo, y en cualquier ámbito, encontrar a algún egresado del Colegio es saberse compinche por algo que no se explica con palabras. Un estilo.

    Elitista? Un peux, pero con el tiempo veo que cada cual se rodea de algún grupo de pertenencia, y nosotros, entre otras cosas, somos ex CNBA, como bien decís.

    Saludos, suerte con el libro, y te invito a pasarte por mi fabricación de No Neurosis cuando gustes (http://noneurosis.blogspot.com).

    Maxi.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Maxi, ya me estoy metiendo en tu blog!

    ResponderEliminar
  3. Excelente, repito, el discurso. En mi año, la ceremonia fue muy extraña; empezando porque no existió.
    Fuimos todos muy contentos al colegio luego de 10 años y allí no había nadie más que el portero, que obviamente nos dejó pasar. Los de alumnos pensaban que los del colegio lo organizarían y viceversa. Con lo cual, nos dedicamos a deambular cual fantasmillas por los claustros oscuros. No faltaron los inciensos para ahuyentar los malos espíritus.
    Albricias por el blog,

    ResponderEliminar