La actividad en Twitter de @rayovirtual, por
intensa y por polémica, difícilmente pase desapercibida. El crítico cultural reconoce
su inquietud por los derechos en Internet y prepara una charla sobre el tema.
Daniel Molina (58) supo ser editor del suplemento
de cultura de Clarín y colaborador de La
Nación, Página/12 y El Cronista. Antes que crítico de arte prefiere hacerse
llamar “crítico cultural”: “No me interesa decir si un cuadro está bien
pintado. Me interesan las producciones como forma de pensamiento cosificado”.
Molina está convencido de que cultura es casi todo lo que produce la sociedad e
Internet tiene un lugar privilegiado en ella. Sin embargo, el mundo virtual
presenta tantos avances como amenazas, sobre todo en materia de privacidad y legislación
sobre propiedad intelectual. Esta inquietud da fundamento a las jornadas sobre
Internet que @rayovirtual está organizando para el 22 de noviembre en el Centro
Cultural Rojas.
El recorrido del entrevistado por las
diferentes redes sociales parece usual. Luego de un desencantamiento original
con Facebook empezó a ganar espacio en Twitter, al que considera el cerebro
colectivo de la época. “En la Revolución Francesa, surge la opinión pública de
la mano de la gacetilla y otros medios impresos. Estamos pasando a una etapa
donde la vida tiene que ver más con la inmediatez y el intercambio horizontal y
esto se refleja en Twitter”, reflexiona Molina.
@rayovirtual ilustra la horizontalidad de la
plataforma en sus intercambios con personalidades en la cocina de las
decisiones. Ocurrió, por ejemplo, con el
entonces jefe de gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, durante la discusión
por el Matrimonio Igualitario. Una conversación twitera que culminó con un
irónico “Te mando un chupón” del funcionario, manifestó este cambio de
paradigma. “Esta horizontalidad no la permitió nunca ningún medio en la
historia”, asegura.
Confrontado con la creencia popular de que
muchos usuarios sobreestiman la influencia de Twitter, Molina no se repliega y
sostiene que aunque éste sea un medio de nicho, marca tendencia social. “Es similar
a los lugares de vanguardia en los sesentas. Pocos participaban de él, pero quienes
lo hacían eran influyentes”.
El interés de Molina por la era digital no se
agota en las redes sociales. Una de las actividades a las que se encuentra
abocado es a la organización de unas jornadas sobre derechos en Internet, junto
a @beabusaniche (Beatriz Busaniche, directora de la Fundación Vía Libre). La
cita, planeada para el 22 de noviembre, constará de mesas redondas en donde
confluirán artistas y políticos. Se promete la presencia de especialistas en la
materia, como @aracalacana (Martín Becerra, investigador del CONICET y
periodista) y @arieltorres (Ariel Torres, director del suplemento de tecnología
del diario La Nación).
El encuentro estará organizado en torno a dos
ejes. El primero de ellos es la privacidad. Según narra Molina las empresas de
buscadores, como Google, codifican y almacenan información sobre la actividad
de los usuarios en Internet. El crítico cultural explica que la posibilidad de
hacerlo no significa que efectivamente las personas estén siendo monitoreadas constantemente
por su comportamiento online, pero asegura que “si
alguien quiere hacerte daño, los datos están” y, a la vez, reconoce que no
tiene una posición paranoica frente al tema:
“Acepto que en la era digital la intimidad está perdida para siempre”.
El segundo eje de las jornadas lo constituye
el derecho de autor. El crítico afirma que la sustitución de los medios
analógicos por los digitales moviliza un cambio en el modelo. Mientras que una
obra material y no reproducible presenta una número limitado de ejemplares, una
descarga de una copia digital no disminuye una cantidad que de por sí es
ilimitada. “El negocio cambió. Ahora el dinero no viene por los derechos de
ventas de productos analógicos. El negocio pasa por los shows, que son
irremplazables”, explicó el entrevistado.
Molina acepta que discutir los restrictivos derechos
de autoría representa una dura batalla, dado que las cámaras que hacen lobby
utilizan a artistas reconocidos como escudo y los legisladores escuchan “porque
también son cholulos”. La amenaza es que los usuarios no cuentan con
organizaciones que los representen. “Los legisladores no pueden estar
actualizados y tienen presiones de lugares conservadores del país. Pero cuando
uno les habla de lo nuevo que está sucediendo, paran las antenas”, concluye Daniel
Molina como un suspiro de alivio y esperanza.
Publicado en Revista Cultra.
Publicado en Revista Cultra.
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