Al contemplar el trabajo de RRAA se puede
ser víctima de varios errores. El primero sería dejarse arrastrar por el
cansancio visual y naturalización que impone la rutina para convencerse de que
las pintadas rosas y celestes que cubren los rostros de los personajes vienen
impresas en el afiche publicitario. El artista
gráfico cuenta que varios transeúntes le confesaron haber sido presas de
esta ilusión.
El segundo error (del que quizá sólo pueda advertir el autor) sería
pensar que las intervenciones del artista son máscaras. “Yo no pinto máscaras”-
se apresura por aclarar RRAA- “por el
contrario: lo que hago es desenmascarar. La máscara es la ilusión de belleza
que ofrece la publicidad, de lujo, de elegancia. Al cubrir los rostros,
igualo”.
RRAA asegura que el rostro en su forma pura, libre
de determinaciones, sería una manera de desmitificar: “El tipo que aparece al lado del auto lujoso
probablemente sea un pibe fachero de Laferrere. Cubrirles los rostros es una forma
de realizar esa frase que, quizás sea medio trillada, pero dice que todos somos iguales ante los ojos de Dios.”
Emprendió
hace cinco meses el proyecto de intervenir los afiches ubicados en las
principales avenidas de la ciudad. La labor es agotadora: se traslada a pie, haciendo
recorridas de hasta ocho
horas, con gran esfuerzo físico, superando obstáculos como las rejas metálicas
que se interponen entre él y la pieza a ser operada. Cubrir cada rostro le toma
entre diez y
cuarenta minutos (dependiendo del tamaño y de las dificultades que se presenten)
que pueden repetirse una y otra vez si los afiches intervenidos son
reemplazados por unos vírgenes. “He intervenido hasta 3 veces el mismo cartel”, cuenta.
Nada de esto sucedería si el artista (que ronda los 30) no tuviera una
definición clara de publicidad, una convicción en relación a esta materia, que es, probablemente,
el resultado de haber pasado por el rubro, trabajado como director de arte en
un pasado cercano. “No estoy contra la publicidad, que considero necesaria,
sino contra el bombardeo publicitario. Y es como el Aikido: aprovecho la fuerza
del oponente para acometer mi ataque”.
Las pintadas no siempre fueron celestes y rosas. Probó suerte con
amarillo, el primer color que tenía a mano cuando salió a pasear a su perro y
sintió que tenía que hacerlo. El rojo le resultaba más notorio, pero lo desechó
por ser demasiado llamativo. No quería abundar en colores para poder generar
una identidad. Así fue como comenzó su fidelidad con los colores actuales.
¿Por qué dejás descubiertos los
ojos y la boca?
Los ojos y la boca son lo más expresivo de la cara a nivel visual y
conceptual. Los ojos permiten dialogar con el transeúnte a través del contacto.
La boca es un icono explícito de comunicación.
¿Quiénes han sido tus
referentes cuando empezaste con estas acciones?
No hay muchos. Quizá Oscar Brahim (http://www.taringa.net/posts/arte/946633/El-taxista-artista-_muy-bueno_-Oscar-Brahim.html)
. Lo suyo fue una referencia en cuanto que trabaja sobre el soporte
publicitario, te deja pensando, aunque, a diferencia de lo que yo hago, él a
veces trabaja con la idea de expresión burda para burlarse del modelo
publicitario. Mi trabajo es diferente porque está sembrado por sitios donde
pasa mucha gente, más disperso. Brahim apuesta más al impacto en un sitio
singular.
¿Y Banksy?
Mucha gente me ha preguntado si me inspiraba en Banksy. Pero su obra
es diferente. Si bien tiene un lenguaje conceptual parecido, no trabaja mucho
sobre el soporte (el afiche). Más bien hace instalaciones, trabaja con objetos.
Sin duda es un referente en materia de dejar mensajes en la vía pública, pero
lo que yo hago no es lo mismo que un mural estético. Una inspiración más
cercana es Shepard Fairey (http://www.thegiant.org/wiki/index.php/Shepard_Fairey)
por el uso de la reiteración, de la fenomenología, el montarse sobre la
estrategia publicitaria.
¿Cómo verías que tus acciones se
replicasen y se generara un fenómeno sin centro, al estilo masa crítica, en que
otros artistas en otras partes se apropiaran de lo que vos hacés y lo
continuaran?
Por una parte sería un reconocimiento; significaría que a alguien le
gustó. Incluso si se lo apropiaran creativos publicitarios para usar en una
campaña. Significa que pudieron convencer a alguien más arriba con esa idea y están
dispuestos a gastar miles de pesos para realizarla. Pero por otro lado, en el
hecho de que sea retomado por otros se pierde lo artesanal. Me gusta estar yo
encima, controlar la prolijidad con que se hace.
¿Por eso trabajás solo?
Prefiero. Hay personas que me contactaron para ofrecerme ayuda. Pero,
como te digo, prefiero hacerlo solo, mantener el laburo artesanal. Me gusta
tener el gobierno sobre la pieza final.
¿Recibís algún tipo de
feedback, devolución?
Muy variado. A veces se detienen a verme trabajar y me comentan cosas.
Una mujer me hizo conocer a mi fan más joven: una nena de 2 años que cada vez
que ve una intervención se ríe. Mi madre no lo aprueba: me dice que si me sobra
el tiempo podría hacer obras de caridad. En una oportunidad se me acercó un
tipo y me dijo: ‘le pintaste la cara a mi
mujer. No lo hagas más’. Era el esposo de la
cantante Liliana Barrios. Me produjo algo de cosita porque entiendo que la mina no es Coca-Cola. Ella se enteró
cuando alguien le dijo que estaban haciendo vandalismo
estético con sus afiches. Ese concepto me encantó y me gustaría
apropiármelo.
Nota de mi autoría en revista Cultra: http://cultrartes.blogspot.com.ar/2012/05/vandalismo-estetico.html
te puedo hacer una devolucion? me copa como recreaste la idea que tuvo john baldessari hace ya unos años... yo iba a ir a una verduleria a "intervenirla" y hacer caras.... creo que lo hizo alguien hace varios siglos... pero no importa Arcimboldo esta bueno... espero no ofender... por que por lo menos haces algo.. lo cual... valoro...
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