Para cualquier persona es difícil imaginar a
un filósofo moviéndose cómodo en un set de televisión, un estudio de radio o enfrentando
a un público melómano en un escenario.
Sin embargo ésta es la apuesta de Dario Sztajnszrajber: sacar a la filosofía de
los claustros en los que está confinada. Luego de sus incursiones en radio
(primero Gente sexy, por la Rock
& Pop y luego un programa propio en radio Madre, El innombrable) y en TV (Mentira
la verdad y Amar al cine, ambos
en canal Encuentro), Sztajnszrajber se destaca con Desencajados, un show en el C.C. Konex que combina filosofía y rock
nacional. Temas de Pescado Rabioso, Fito
Páez, Divididos, interpretados por guitarra, bajo, percusión y la voz notable
de Lucrecia Pintos, construyen la atmósfera ideal para la reflexión de
Sztajnszrajber. Talentos musicales como Charly García o Spinetta aportan sus
líneas como disparadores del comentario apasionado del pensador. Todo esto en
una puesta en escena lograda y melancólica.
¿Cuál
es la idea central del espectáculo?
Desencajados,
filosofía más música es una nueva
propuesta en la línea de extraer a la filosofía de su institucionalización. Esta
la ha privado en parte de su espíritu original, popular, ligado a una dimensión
existencial del ser humano. Las universidades son un invento del siglo XIII; pero
la filosofía nace en la calle, con Sócrates peleándose con sus alumnos en el
mercado. Luego se burocratizó, se volvió un dogma con sus propias reglas, y se
constituyó una comunidad que se reproduce a sí misma.
¿Por qué la idea de articularla con música?
Para mí, la filosofía tiene mucho más que ver con el arte que con la ciencia, aunque no reniego de esta última relación. Derrida decía que la filosofía es un género literario. La filosofía lleva a un desacomodamiento existencial, una conmoción no muy diferente a lo que genera una canción o una danza.
¿Existen otros espectáculos del mismo género que hayas tomado de referencia?
¿Por qué la idea de articularla con música?
Para mí, la filosofía tiene mucho más que ver con el arte que con la ciencia, aunque no reniego de esta última relación. Derrida decía que la filosofía es un género literario. La filosofía lleva a un desacomodamiento existencial, una conmoción no muy diferente a lo que genera una canción o una danza.
¿Existen otros espectáculos del mismo género que hayas tomado de referencia?
Como antecedente cercano está el espectáculo
de Santiago Kovadloff con Lerner y Moguilevsky, donde Santiago leía
textos de Borges y los chicos improvisaban música. Mi espectáculo es al revés: una
lista fija de clásicos del rock nacional que dialogan con textos e
improvisaciones filosóficas.
Slavoj Zizek se ganó el mote del filósofo pop por haber introducido piezas de la cultura popular para ejemplificar sus teorías. ¿Hacés una operación equivalente?
Slavoj Zizek se ganó el mote del filósofo pop por haber introducido piezas de la cultura popular para ejemplificar sus teorías. ¿Hacés una operación equivalente?
Jamás me compararía con un groso como Zizek. Pero esa es la lógica
que persigo. La filosofía no sólo revisada en su contenido sino en su formato. Zizek
tiene videos donde se lo ve en la cama explicando conceptos, o con el hijo, o
filosofando sobre modelos de inodoros. Al revés de lo que sucede en Argentina, afuera
no despotrican contra él por hacer estos movimientos.
En
Twitter demostrás un faceta más pesimista que en TV o en radio, ¿te considerás
una persona pesimista?
En primer lugar habría que definir qué es ser
pesimista. Yo creo en un pesimismo emancipatorio. Creo que la sociedad de
consumo en la que vivimos hace alarde de un optimismo ingenuo generalizado.
Cuando se habla de amor, la idealización del sentimiento termina antes en
frustración que en felicidad. Pero hay una diferencia: no es lo mismo decir “el
amor es una mierda” que “el amor, por suerte, nunca cierra”. Entiendo que este
pesimismo te libera del verdadero pesimismo que está puesto en la idelización
ingenua del amor…
…el
imperativo por gozar diría Zizek.
Exacto. El imperativo por gozar te frustra,
no te permite gozar. De ahí el pesimismo emancipatorio, más en esta sociedad marcada
por el placer inmediato y el utilitarismo vincular.
¿Alguna
vez te ofrecieron dictar un curso o escribir un libro/artículo de autoayuda?
Por ahora no. No me sentiría cómodo con la
propuesta, pero tampoco me pondría en lugar de juez a decir “esto es inválido”.
Ante cualquier disciplina del saber uno tiene la obligación de ejercer la
sospecha. Así como hay una burocratización académica frente a la cual es válido
decir: “che, se nos elitiza el saber”, también es válido postular que hay una
popularización desmedida que también termina mal. Porque detrás de muchos
grupos de autoayuda hay sojuzgamiento; destrás de mucha neoespiritualidad, hay
mercantilización de la creencia. Entonces uno tiene la obligación de sentar una
posición. Ahora, aquello que esté orientado a recuperar el sentido originario
de la filosofía como pregunta, como apertura, como encuentro con lo Otro, lo
celebro.
Publicado en Revista Cultra
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